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Por qué la gobernanza necesita políticas, sistemas y apoyo

Por qué la gobernanza necesita políticas, sistemas y apoyo por Adrian Jolliffe

El gobierno corporativo es un conjunto de normas que construye barreras contra los intereses creados y mecanismos para atajar los peores actos de engaño y corrupción. Sin embargo, incluso las normas más elocuentes carecen de sentido si no existe también una cultura y una estructura que apoyen la transparencia. Esto es especialmente importante en la administración pública. 

Cultura y estructura

Según mi experiencia de trabajo como consultor de gestión de finanzas públicas en países en desarrollo principalmente, la gobernanza en las empresas públicas no logra imponerse por dos razones principales: en primer lugar, a la clase política no le suele gustar la transparencia (es decir, la cultura es errónea) y, en segundo lugar, el marco que podría apoyar una mejor gobernanza está mal redactado o aplicado (es decir, no existe una estructura de apoyo).  

Las culturas pueden cambiarse, pero para ello hace falta voluntad política y colocar a las personas adecuadas en los puestos de poder es algo que va más allá de mis conocimientos. Conseguir las estructuras adecuadas es mucho más fácil y, de hecho, un sistema a prueba de balas elimina en muchos aspectos el daño que pueden infligir las culturas corruptas.

Hay tres áreas principales en las que los marcos de buenas prácticas pueden beneficiar a las organizaciones públicas, no sólo a las empresas comerciales o sociales, sino también a los ministerios, sus agencias y otros organismos públicos. Estas áreas son la política, los procesos y el apoyo.

Política

La teoría del buen gobierno corporativo se basa en el principio de la supervisión independiente y objetiva por parte de un consejo de administración experimentado y competente. Lo ideal es que este consejo cuente con el apoyo de comités especializados formados por directores y expertos externos. Por ejemplo, el comité de auditoría es un elemento básico del buen gobierno corporativo en las economías desarrolladas.

En aras de la buena gobernanza, se insta a los gobiernos a designar una única "entidad propietaria" centralizada que represente el interés público en las empresas estatales sin que el gobierno interfiera en su funcionamiento cotidiano. Debería redactarse una "política de propiedad" para establecer los límites de la participación estatal. Este documento puede garantizar a los posibles inversores externos que su control sobre una empresa participada no se verá usurpado repentinamente por el dictado del gobierno. 

Así pues, una gobernanza adecuada tiene el potencial de estimular el crecimiento impulsado por la inversión. Sin embargo, muchos gobiernos de países en desarrollo han optado por no confiar en la integridad de sus procesos. Han proclamado su importancia de boquilla, pero al mismo tiempo la han estrangulado mediante nombramientos por motivos políticos en puestos clave de los consejos de administración y suprimiendo la divulgación transparente.

Los mejores marcos de gobernanza son capaces de mantener su forma y propósito fundamentales al tiempo que se adaptan a las estructuras jurídicas o prácticas culturales locales. En otras palabras, son lo bastante flexibles como para que los gobiernos trabajen con ellos, no los supriman por miedo a perder el control.

Sistemas y procesos de gestión de las finanzas públicas

Un principio clave de la buena gobernanza, como ya se ha mencionado, es la transparencia. Los inversores potenciales, pero también los contribuyentes y otras partes interesadas, tienen derecho a saber con qué eficacia se utiliza el dinero público. Para ello, los sistemas de información sobre la gestión financiera de alta calidad deben ser operativos como el condición sine qua non de buena información financiera y divulgación. La gestión financiera, la información y la auditoría deben basarse en normas de calidad internacionales. Hoy en día, la capacidad de los sistemas para procesar datos y producir información clave en atractivos formatos gráficos alcanza un nivel sin precedentes. No hay excusa, por tanto, para no ser transparente y, a estas alturas, los países más progresistas del mundo no esperan menos que una divulgación completa.

Para facilitar la transmisión de información vital sobre las entidades de titularidad pública, las publicaciones clave que cubren cualquier aspecto de sus actividades pueden ponerse gratuitamente a disposición del público en portales de transparencia. Se trata de sitios web sencillos pero eficaces, diseñados para facilitar al máximo la búsqueda y localización de documentos al público en general. 

Ayuda

Según mi experiencia, los componentes técnicos de las implantaciones de gobernanza suelen solaparse, al menos deberían hacerlo, con las iniciativas de gestión del cambio. A menudo hay que introducir todo un cambio de cultura y hay que reconocer que será un viaje largo y, a veces, lleno de baches.

Los nuevos consejos de administración suelen necesitar instrucciones sobre cómo actuar de acuerdo con las mejores prácticas. Incluso si algunos miembros del consejo tienen experiencia en las formas de buen gobierno corporativo, se requieren programas de inducción eficaces para los nuevos reclutas. Es posible que esté pidiendo a los consejeros que se adhieran a un código de prácticas que está en desacuerdo con la cultura imperante y debe asumirse que la transición a este nuevo papel puede no ser fácil para ellos.

Los directores también tienen que entender que cuando se trata de gestión de riesgos, normas éticas y, por supuesto, rendimiento operativo, la responsabilidad recae sobre ellos. Por eso deben estar dotados de la autoridad legal suficiente y de las herramientas para dirigir la operación. Las reuniones deben ser ocasiones formales para pedir cuentas a los altos directivos a través de sus informes directos al consejo principal o a los comités pertinentes.

Lo ideal sería redactar un estatuto del consejo de administración para formalizar su papel, sus actividades y su composición. También debería definir su relación con la entidad propietaria y organismos públicos como el Parlamento, así como con el regulador, la alta dirección, los empleados, los auditores y otras partes interesadas. También se debe ayudar al consejo a desarrollar un plan estratégico corporativo que establezca las metas y objetivos corporativos clave, coherentes con la visión de la entidad propietaria para la entidad.

Última palabra

La buena gobernanza es la base de una economía sana y una democracia próspera. A medida que el mundo inicia la transición hacia una realidad pospandémica, es el momento de que los donantes que financiarán esta recuperación se aseguren de que se cuenta con las personas y los sistemas adecuados. La buena gobernanza puede lograrse, sólo hace falta que los agentes del poder político se den cuenta de que no es su enemigo. Utilizada de la forma para la que fue concebida, la gobernanza puede arrojar luz sobre el éxito de la administración económica, así como ofrecer mejores resultados. Dejemos que los cuadros profesionales desempeñen un papel más importante a la hora de estimular un crecimiento económico respetuoso con el medio ambiente en beneficio de todos. 

 

Adrian Jolliffe es un consultor independiente de gestión de las finanzas públicas (GFP) con 25 años de experiencia en la colaboración con países en desarrollo para ejecutar proyectos de reforma de la GFP tanto a nivel nacional como subnacional.

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